Gustavo Vera: “Bergoglio era un abanderado de la ética social en el ejercicio del poder”

Entrevista con el dirigente social y presidente de la Fundación Alameda, acerca de la situación actual en la lucha contra la trata y sobre su libro de correspondencia con el Papa Francisco.

Recientemente te mostraste crítico en relación al informe sobre Trata del Departamento de Estado norteamericano. ¿Qué aspectos que te resultan discutibles?
El Informe que hacía la Oficina de Monitoreo contra la trata del Departamento de Estado era sumamente meticuloso y, en general, trataba de mantener algunos parámetros objetivos en cuanto a cantidad de gente rescatada, políticas públicas a favor de las víctimas, de persecución o de prevención, sentencias firmes o avances en las legislaciones. Este año llamó la atención que por primera vez se retrasaron extraordinariamente en presentarlo. Es más, todavía no lo presentaron completo. En materia de lucha contra la trata hay cuatro categorías. En la número uno figuran los países que están a la vanguardia de la lucha contra la trata y en la cuatro, directamente los que no están haciendo nada. Obviamente en el que no están haciendo nada están los enemigos íntimos del gobierno norteamericano, más allá de los parámetros objetivos: Cuba, Corea del Norte, hagan lo que hagan. Y en general, los países muy aliados los pusieron en categorías superiores al esfuerzo que realmente hacen. Por eso fue un gran mérito en la época del Frente de Todos haber estado cuatro años en la máxima categoría. Era inapelable la cantidad de políticas públicas que habíamos desplegado. Se rescataron 5200 víctimas, hubo un programa de ayuda económica que recibieron más de 3600 personas, estuvo el programa Reparar de capacitación remunerada para víctimas de trata con reinserción laboral. Durante ese tiempo, cuatro provincias, Catamarca, Salta, Chaco y Tierra del Fuego, sancionaron leyes para reinsertar laboralmente a las víctimas. Se creó la división contra trabajo ilegal de la AFIP, se logró patrocinio jurídico gratuito a través del Ministerio Público de la Defensa.

¿O sea que la Argentina fue sobrecalificada a pesar de los recortes del gobierno de Javier Milei?
Hoy la gente que se puede rescatar prefiere resignadamente quedarse en el infierno porque del otro lado no hay nada. Cuando rescatas a una víctima de trata, si no tenés un dispositivo de contención, entre el infierno y la nada se quedan en el infierno porque saben que sin esas herramientas, a los cuatro días van a tener que volver en peores condiciones al lugar donde son explotados. Eso tiene que ver con el desmantelamiento de todas las políticas públicas. Eliminaron los programas Acompañar y Reparar y cortaron el acceso a soluciones habitacionales que habíamos iniciado en 2022, cuando se entregaron viviendas a víctimas de trata entre otras politicas publicas.

La trata crece por cuatro factores: las guerras que producen migraciones masivas forzadas; la intensificación de los factores climáticos extremos; las consecuencias de la pandemia; y la masificación de la virtualidad.

¿Cómo impacta en el problema de la trata este contexto económico al calor de la vulnerabilidad, la desocupación, la pobreza, la miseria?
A nivel mundial la trata crece por cuatro factores: las guerras que producen migraciones masivas forzadas y son un caldo de cultivo para captar personas; la intensificación de los factores climáticos extremos; las consecuencias de una pandemia que dejó al mundo mucho peor productivamente; y la masificación de la virtualidad y su incorporación a la cotidianidad. Casi dos terceras partes del planeta transcurren parte de su vida a través de pantallas. Además, millones de niños y niñas ingresaron al mundo virtual como primera generación, desde un contexto de analfabetismo digital y esto hace que estén muy expuestos a ser captados.

¿Cuáles son las barreras para frenar esa captación?
Si bien se aborda el tema en general, no hay un trabajo de prevención fuerte en las escuelas. Los pibes y las pibas están muy expuestos porque tienen los perfiles abiertos y cuentan todo lo que hacen. Los delincuentes y las redes de trata lo toman todo el tiempo para fabricar perfiles truchos adaptados a las preocupaciones, sentimientos, angustias, que tienen estos jóvenes. Buscan no solamente captar con fines de explotación sexual o explotación laboral, sino que captan imágenes, de niños, niñas adolescentes que después van a parar a la página de pedofilia o pederastía. También operan con situaciones de ludopatía virtual, con pibes desesperados que no saben cómo pagar sus deudas y aparece un garante en última instancia que les ofrece un préstamo pero les piden como garantía imágenes íntimas que terminan comercializando. El crimen organizado comprendió perfectamente el paso de la humanidad al mundo de la virtualidad. La única solución efectiva en materia prevención está en la escuela, porque es el único ámbito en el que un adulto puede estar 40 minutos con un conjunto de pibes trabajando estos temas, que no se puede abordar igual que una efeméride como un tema aislado de la cotidianeidad. Pero no alcanza solamente con la prevención.

En el libro de reciente publicación La amistad no se negocia (Autores de Argentina, 2025), Vera testimonia todos los diálogos documentados que tuvo con quien fue su amigo, el primado Jorge Bergoglio, y quien fuera el Papa Francisco entre 2013 y su fallecimiento, en abril pasado. Esos diálogos terminan constituyendo una recopilación doctrinaria del pensamiento del Papa en los más diversos temas.

¿Cuándo surgió el proyecto del libro?
Con Jorge Bergoglio yo tuve una relación de 17 años. Cuando empezamos a denunciar la trata y los talleres clandestinos, sufrimos amenazas y atentados y fuimos a pedirle ayuda. La Alameda surgió como una asamblea barrial en diciembre de 2001, en Parque Avellaneda. Cuando empezó la reactivación, a mediados del 2002, empezamos a ver que el barrio se poblaba de ciudadanos de origen boliviano, que iban al parque los domingos y desaparecían durante la semana. Venían huyendo de la crisis de Sánchez de Lozada, con promesas engañosas de casa, comida y trabajo y los encerraban en talleres clandestinos que eran casas aparentemente en venta o en alquiler, donde los tenían reducidos a la servidumbre más extrema y solamente le daban libertad ambulatoria a los domingos. El primer taller que denunciamos estaba a cuatro cuadras de la Alameda. Trabajaba para Lacar, Montagne y Rusty. Lacar quebró, fue recuperada por los trabajadores por la Ley de Quiebras, ahora trabajan en el Polo Textil. Montagne y Rusty siguen. La segunda marca que denunciamos fue la de Graciela Naum, que diseña ropa para la princesa Máxima Zorreguieta.

Entre 2005 y 2008 denunciamos ante la justicia federal a 120 marcas que basaban su producción en talleres clandestinos. Así fue hasta que se incendió un taller en Caballito, en marzo de 2006 en el que murieron cinco niños y un adulto. A partir de ahí empieza a ser muy visibilizada La Alameda. Hicimos la primera denuncia por trata sexual, con Alicia Pierini, de la Defensoría del Pueblo, que siempre estuvo bancando. En esa Presentación judicial denunciábamos que estaban explotando menores en un prostibulo pero nos tocó el juez Bonadio que no hizo absolutamente nada. Fue entonces que decidimos marchar al prostíbulo, ocuparlo y rescatamos a una de las pibas. Pero fuera de la Defensoría no encontrábamos un punto de apoyo donde tener algún nivel de protección y cada vez teníamos más atentados en la sede y amenazas. Entonces leí en un diario una homilía que había hecho Bergolio en la Villa 21-24 en Semana Santa del 2008 donde había hablado de la cultura del volquete, la cultura del descarte, la víctima de trata. Digo: «ah, está en el radar lo que estamos haciendo”.

Leí en un diario una homilía que había hecho Bergoglio donde había hablado de la cultura del descarte, la víctima de trata. Digo: «ah, está en el radar lo que estamos haciendo”.

¿Ustedes tenían relación con la Iglesia?
En la Alameda éramos agnósticos, ateos, anarquistas, troskistas, algún que otro peronista, algún radical perdido… y yo me crié en colegios parroquiales, hasta los 14, 15 años hasta quería entrar a un seminario. Pero a mí me agarra el golpe a los 12 años y ví como desaparecían sacerdotes y dirigentes, y llegaban curas que eran “ortibas” y complacientes con el régimen. Terminé odiando, de alguna manera, arrojé al niño (Jesús) a la bañadera y como muchos de mi generación abandonamos la Iglesia e inclusive pusimos en duda nuestra fe, ¿no? Cuando leímos eso de Bergolio hablamos con Juan (Grabois) que estaba con el MTE ayudando a los cartoneros, y también lo estaban persiguiendo y decimos, ¿por qué no le pedimos una audiencia para que proteja nuestro trabajo? Lo fuimos a ver en junio del 2008, nos recibió al toque. Le contamos todo lo que veníamos denunciando. Para nuestra sorpresa, él complementa el informe con un montón de información, que tenía del lado oscuro de la ciudad y del país a partir del trabajo de las oblatas, que yo no las conocía, las adoratrices, que son dos congregaciones de monjas que trabajan fuertemente el tema de trata. Y a los 15 días arma una misa. La parroquia estaba repleta, más de 300 personas, costureros, cartoneros, gente en situación de calle. Una homilía que está en el libro, que fue un poco la que selló la alianza con con las organizaciones sociales, ¿no? Como que a partir de ahí nosotros pudimos empezar a denunciar situaciones de esclavitud sexual o laboral sin tanto temor a represalias, que, por suerte, cesaron bastante considerablemente las amenazas, los atentados y lo que vino fue otra etapa, la de las calumnias, las difamaciones, lo de Natacha Jaitt, y todas esas cosas, digamos, de inventar estupideces. O sea, tratar de alguna manera de dañar la credibilidad a través de la calumnia. Y en nuestra lucha Bergoglio ayudó mucho. Nosotros denunciábamos lo que venía, no nos fijábamos lo que había atrás, a veces salpicaba a un comisario, a veces a uno de un partido, a veces de otro. Algunas denuncias las tomaba Clarín y La Nación y nos exaltaban, otras las tomaba Página 12 o Miradas al Sur y nos exaltaban, depende cuál. Y nos pasó algo raro, porque cuando denunciamos los prostíbulos, de una lista de 600, resulta que después nos enteramos que seis de esos eran propiedad de un referente de la Corte Suprema del superprogresismo. Y cuando hicimos la denuncia, claro, se nos vino 678, todo encima. El año anterior éramos héroes porque habíamos denunciado al ex espía de la Side y amigo de Macri, Raul Martins, junto con su hija, Lorena Martins. Y un periodista escribe en un diario «estos eran buenos chicos que luchaban en el campo nacional, pero bueno, desde que están con Bergoglio se han convertido en troskistas de Dios”.

Bueno, la cuestión es que con Bergolio fuimos construyendo una amistad. En el año 2012 yo le pregunto, es un capítulo que está en el libro, «tengo una gran curiosidad, ¿cómo hiciste vos para para llegar a ser un referente principal de la iglesia viviendo así, tan sencilla y humildemente? Y él me dice: “mirá, cuando yo sentí el llamado de a mi vocación sacerdotal empecé el seminario y había un viejo cura que vio que yo tenía pasta, que yo estudiaba mucho, que trataba de comprender, que sentía de corazón mi vocación, entonces me dio un consejo: ‘Mirá, pibe, si vos querés progresar en la Iglesia, tenés que pensar claro y hablar oscuro’». Ahí empecé a entender por qué hablaba como en un papiro egipcio a veces, ¿no? Salvo cuando estaba con los amigos, o con la gente pobre y humilde, ahí se lo veía sonriente, pero en general si ustedes ven las fotos previas de Bergolio, siempre está con el gesto aduso, siempre serio. Y el día que se lo eligió Papa está con una sonrisa enorme. Y hubo un gran debate en los primeros días de cómo cambió la cara de de Francisco, algunos decían «una cosa es Francisco, otra es Bergoglio». Y a mí me preguntaban los medios internacionales «¿por qué Francisco cambió tanto su expresión?» Y es muy simple, tiene 76 años pensando claro y hablando oscuro. Por primera vez puede pensar claro y hablar claro. O sea, puede decir abiertamente todo lo que siente.

¿Cómo siguió la relación después de que se convirtió en Papa?
Yo pensé que la amistad iba a seguir, seguramente alguna carta iba a venir, pero obviamente iba a haber una discontinuidad. Lo que sí estábamos convencidos es que así como a nosotros nos había hecho retornar a nuestra creencia, o por lo menos a nuestra espiritualidad, Francisco iba a ser lo mismo pero a escala mundial y masiva. Bueno, once días después que Bergoglio asume como Papa, el 24 de marzo era mi cumpleaños, como todos los cumpleaños estoy en la marcha de Memoria, Verdad y Justicia y cuando termina escucho en mi contestador un mensaje «hola, soy Bergoglio, te llamo para tu cumpleaños». Y después otro día me llama a la escuela donde yo estaba dando clase, me dice, «¿por qué no te venís en junio? Bueno, en junio lo voy a ver. Le llevo una remera que hicieron cooperativas libres de trabajo esclavo, una red que se llamaba “No Chain”, sin cadenas. En esa remera pone con mucho afecto y bendiciones, saludo a mis amigos de La Alameda, y después pone una posdata. ¿Se acuerdan de los troskistas de Dios?

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Son 516 cartas que recibí de él. Yo le mandé como 3500. Traté de ocultarme en el libro, porque lo importante es conocer el costado de Bergoglio con sus amigos.

¿El libro se enfoca más en su época como Papa?
Hay 30 capítulos. Los primeros cuatro o cinco son de su época anterior, después todos los demás son ya como Papa. Y ahí hablamos de narcotráfico, de trata, de refugiados, de migrantes, de fútbol, de la familia. Yo siempre paraba en Santa Marta, cenaba, almorzaba con él, compartíamos charlas, tomábamos mate. Hay un montón de anécdotas que yo prefiero contarlas más adelante porque ahora me circunscribí a todo lo verificable. Son 516 cartas que recibí de él. Yo le mandé como 3500. Por supuesto que traté de ocultarme en el libro, porque lo importante es conocer el costado de Bergoglio con sus amigos, que no difiere mucho del costado público en cuanto a coherencia. Los que pretenden que Bergoglio era un loco que le gustaba vivir en humildad, pero no es que es algo que aconsejaba los que ejercen el poder, ¡mentira! Bergoglio era un abanderado de la ética social en el ejercicio del poder y bregaba para que los dirigentes prediquen con el ejemplo. En Santa Marta vivía igual que cuando era Arzobispo y comía con los mozos y es más, el día que hablaba el Angelus en la plaza, ese día él no almorzaba la 1, almorzaba a las 12. ¿Por qué? Porque ese día se iba a almorzar con los cocineros y con los mozos y él servía los platos, los levantaba, los lavaba, porque él tenía siempre la costumbre o el método de que cuanto más alto más bajo, o sea cuanto más responsabilidad tenés, más humilde tenés que ser.

¿Cuál es, digamos, tu tesis del libro?
Mirá, yo lo que hice fue lo que hace toda persona cuando se le va a un ser muy querido. Porque para mí fue un amigo, un padre, un hermano, estuvo cuando mis hijos tenían problemas, charlaba mucho con mi madre, nunca se olvidó un cumple, un día del amigo, Navidad, Año Nuevo. Si a vos se te muere un amigo o familiar muy querido empezás a tratar de reconstruir su esencia, ¿no? Con fotos, con recuerdos, es como parte del duelo de alguna manera. Y bueno, mi duelo fue volver a releer cartas, a ver fotos, y ahí me di cuenta de que había un montón de cartas que tenían cuestiones que eran de interés público. Vos tenés 30 capítulos que hablan de todos los temas, tratado de París, del problema del cambio climático, de cómo fue elaborado el Laudato sí, Fratelli tutti, del diálogo interreligioso, de alguna manera trata de los episodios más importantes de su magisterio.

Capacitación a la Policía Rural bonaerense

Desde el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, Gustavo Vera coordina una capacitación a la Policía Rural en 105 municipios de la provincia de Buenos Aires, con el propósito de contribuir con herramientas que ayuden a detectar indicios de explotación laboral, trabajo forzado, reducción a la servidumbre o trata con fines de explotación laboral. “Conversé con el director de la Policía Rural y me contó que nunca habían sido capacitados en ese sentido. El ministro de Seguridad bonaerense Javier Alonso mostró muchísima predisposición y ya hicimos doce capacitaciones”, contó Vera. “La idea es que la Policía Rural detecte esos delitos y actúe rápidamente. Si se observa alguna situación irregular, inmediatamente nos avisan y nos ponemos en contacto con la Procuraduría de Lucha Contra la Trata, la Protex”.
A falta de políticas nacionales y de la imposibilidad de coordinar acciones conjuntas, Vera explica que desde la provincia de Buenos Aires se consiguió una propiedad, que era herencia vacante, y será derivada al ministerio de Justicia para convertirla en un refugio para víctimas recuperadas de la trata. “Además también se está gestionando un programa de ayuda económica para víctimas desde el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad”, mencionó.

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