El papa León XIV presentó una carta con propuestas para la escuela católica

Firmó un documento que plantea los desafíos que debe encarar la Iglesia en relación a la educación y advierte en sus más de 230 mil establecimientos.

El Papa León XIV firmó en la Basílica de San Pedro, la carta apostólica «Diseñar nuevos mapas de esperanza», un documento que busca darle un fuerte impulso a la educación escolar católica.

El texto busca darle líneas de acción a las más de 230 mil escuelas católicas que en 171 países contienen a alrededor de 72 millones de estudiantes, en un contexto marcado por la pobreza creciente y el predominio de las redes sociales en la vida cotidiana.

En la carta, León XIV sostiene con un lenguaje accesible que educar va más allá de preparar a las personas para el mundo laboral. «No se trata de un adiestramiento funcional o un instrumento económico«, sostiene el documento en el que se menciona además que millones de niños están fuera de las aulas, según datos de la UNESCO.

Entre otros conceptos, el trabajo analiza el aislamiento que se genera a partir de la digitalización de la vida cotidiana y la permanencia de niñas y niños durante horas frente a las pantallas.

«Las tecnologías deben servir a la persona, no reemplazarla», dice el texto que invita a poner la inteligencia artificial al servicio de personalizar clases, proteger datos o igualar accesos, aunque sin dejar que un algoritmo decida por un maestro.

Una propuesta de tres ejes

El primero de los ejes que propone la carta apostólica giran en torno a la «constelación educativa» que constituye la red de colegios, universidades y hasta apps de formación, aunque sienta posición al plantear que las familias son “el primer hogar educativo”.

El segundo eje es la ecología integral y propone unir la justicia social con el cuidado del planeta. «La contemplación de la Creación forma parte de nuestra antropología cristiana», escribió el Papa con un guiño al legado de Francisco en el que pide educar para que los chicos vean en el cambio climático “una llamada a la acción y no un susto lejano”.

El tercer punto destacado es el de la gratuidad. “Allí donde el acceso a la educación sigue siendo un privilegio, la Iglesia debe abrir puertas e inventar caminos, porque ‘perder a los pobres’ equivale a perder la escuela misma”, escribió León XIV.

“La educación católica no puede permanecer en silencio: debe unir la justicia social y la justicia ambiental, promover la sobriedad y estilos de vida sostenibles.»

Algunas frases destacadas de la Carta Apostólica

“La educación católica no puede permanecer en silencio: debe unir la justicia social y la justicia ambiental, promover la sobriedad y estilos de vida sostenibles, formar conciencias capaces de elegir no solo lo conveniente, sino también lo correcto.”

“Ante los millones de niños en el mundo que aún no tienen acceso a la educación primaria, ¿cómo podemos dejar de actuar? Ante las dramáticas situaciones de emergencia educativa causadas por las guerras, la migración, las desigualdades y las diversas formas de pobreza, ¿cómo podemos no sentir la urgencia de renovar nuestro compromiso?”

“La gratuidad evangélica no es retórica: es un estilo de relación, un método y un objetivo. Allí donde el acceso a la educación sigue siendo un privilegio, la Iglesia debe abrir puertas e inventar caminos, porque ‘perder a los pobres’ equivale a perder la escuela misma”.

“Las universidades y escuelas católicas son lugares donde las preguntas no se silencian, y la duda no se destierra, sino que se acompaña. Allí, el corazón dialoga con el corazón, y el método es el de la escucha, que reconoce al otro como un bien, no como una amenaza”.

“La educación no mide su valor únicamente en función de la eficiencia.»

“La educación no mide su valor únicamente en función de la eficiencia: lo mide en función de la dignidad, la justicia y la capacidad de servir al bien común”.

“Cualquier reducción de la educación a un entrenamiento funcional o a una herramienta económica: una persona no es un ‘perfil de habilidades’, no se reduce a un algoritmo predecible, sino a un rostro, una historia, una vocación”.

Fuente: Educación Debate

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