A 49 años del martirio de Monseñor Angelelli: Un legado de fe y resistencia
Conocido cariñosamente como «el Pelado», fue un pastor que vivió su fe a fondo, defendiendo a los pobres y denunciando las injusticias en tiempos de una represión brutal.

Se cumple este lunes 4 de agosto de 2025 el 49º aniversario del asesinato de Monseñor Enrique Angelelli, el obispo de La Rioja que se convirtió en un símbolo de lucha por la justicia social y los derechos humanos en Argentina.
Su muerte en 1976, presentada como un «accidente» vial cerca de Punta de Los Llanos, fue un crimen perpetrado por la dictadura cívicomilitar.
La Rioja conmemora esta fecha con un feriado provincial, establecido por ley en 2016, para honrar su memoria y su compromiso con el pueblo.
Su martirio, junto con el de los sacerdotes Carlos Murias, Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, marcó un punto de inflexión en la historia de la Iglesia argentina.
De la impunidad a la justicia
La investigación inicial fue archivada por la dictadura, que presentó el hecho como un accidente automovilístico. En 1983, con el retorno de la democracia, el juez Aldo Morales de La Rioja reabrió el expediente y dictaminó en 1986 que se trataba de un homicidio calificado. Sin embargo, las leyes de impunidad impidieron que se avanzara con la investigación hasta 2005, cuando la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida permitió reabrir la causa.

En 2010 fueron imputadas 14 personas y el 4 de julio de 2014 fueron condenados por el homicidio doblemente calificado de Angelelli el exgeneral y comandante del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez y el exvicecomodoro y jefe de la Base Aérea de Chamical, Luis Fernando Estrella, ambos a cadena perpetua.
Menéndez fue hallado culpable como responsable intelectual del homicidio de Angelelli y la tentativa de homicidio contra Arturo Pinto, el sacerdote que acompañaba al obispo y sobrevivió al ataque.
Estrella también fue señalado como uno de los responsables de la planificación del crimen, que incluyó el asesinato de los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, y del laico Wenceslao Pedernera, todos vinculados a la pastoral de Angelelli.
El aporte de Francisco
En 2014, el Papa Francisco contribuyó al juicio enviando al tribunal dos cartas escritas por Angelelli. Una estaba dirigida al nuncio apostólico Pío Laghi, y la otra detallaba los asesinatos de Longueville y Murias, lo que ayudó a esclarecer el contexto del crimen. Estas cartas, archivadas por décadas en el Vaticano, fueron clave para probar la premeditación y la persecución contra Angelelli.
Un testimonio clave fue el del padre Arturo Pinto, sobreviviente y testigo fundamental del ataque, quien declaró que la camioneta de Angelelli fue encerrada por un Peugeot 404, lo que provocó el vuelco. Además, afirmó que el cuerpo de Angelelli mostraba signos de golpes en la nuca, y la necropsia confirmó que murió por un golpe contundente en el hueso occipital, no solo por el accidente.
El testimonio de Pinto y las pericias indican que Angelelli fue rematado con golpes en la nuca tras el vuelco, y su cuerpo fue dispuesto en forma de cruz en la ruta, donde permaneció por más de seis horas. La carpeta con documentación sobre los asesinatos de Longueville, Murias y Pedernera, que Angelelli llevaba consigo, nunca fue recuperada.
Un poeta del Pueblo
Además de su labor pastoral y su valentía, Angelelli dejó un legado menos conocido pero igualmente profundo: su poesía. En el libro Encuentro y Mensaje: Poemas de Angelelli Obispo, publicado por Editorial Patria Grande en 2019, se recopilan sus versos, que son el testimonio conmovedor de un hombre que, en medio de la persecución, encontró en la poesía un refugio para expresar su amor por su pueblo y su fe inquebrantable.
Enrique Pochat, cofundador de la editorial, recordó que la primera edición de estos poemas, publicada en diciembre de 1976, fue un acto de resistencia, un «gesto de vida» en un contexto de opresión.

Su asesinato, ocultado durante años bajo la fachada de un accidente, fue un intento de apagar su mensaje, pero, como expresó el poeta Armando Tejada Gómez en su Salmo Vivo, Angelelli «vuelve predicando» por los cuatro vientos, al lado del «Señor del Pobre».
Mientras se acerca el 50º aniversario del golpe de Estado de 1976, el legado de Angelelli sigue siendo un faro de resistencia y esperanza, tanto en su acción como en sus palabras poéticas, que invitan a no olvidar y a seguir luchando por la justicia y la paz.